Situación económica pos pandémica en el sector galvánico
Tras más de un año intentando sortear los graves problemas que ha traído consigo la pandemia y cuando parece que se empiezan a despejar los nubarrones con la inmunización de la población a través de la vacuna, aparecen en el horizonte nuevos obstáculos en el sector industrial que no hacen más que entorpecer la salida de las empresas.
Centrándonos en el sector del automóvil, uno de los principales del sector de la galvanotecnia, en lo que llevamos de año se han dejado de fabricar más de 231.000 vehículos en las fábricas españolas. Entre los principales motivos está la escasez mundial de semiconductores y parece que no se vislumbra hasta 2022 la solución al problema.
A este problema hay que añadir el gran incremento de precio en materias primas como metales, productos químicos y del petróleo, que no sólo grava costes de materiales plásticos, sino también los costes energéticos y logísticos, como en el caso de los fletes marítimos que ha multiplicado por cinco su coste. Los altos precios de la electricidad que estamos viendo y los cambios regulatorios en la factura de la electricidad que ha entrado en vigor este mes de junio, tampoco ayudan a las empresas, perjudicando aún su cuenta de resultados.
Varios han sido los motivos que han producido estas subidas, el aumento de la demanda de materias primas por la recuperación progresiva de los mercados tras la Covid-19, la tendencia de las empresas al sobre estocaje para evitar roturas de stocks, la reactivación de las economías China y de Estados Unidos que han provocado un menor flujo de materiales hacia Europa y la caída de Europa de su capacidad productiva para la fabricación de acero en un 35%.
Por todo ello, la industria española de proveedores de automoción se enfrenta ahora a la crisis derivada de la falta de materias primas y la subida de costes, lo que lastra el camino de recuperación que estaba iniciando.
Se comienza a hablar de una inflación por encima de lo deseado, pero todo el que conoce el sector del automóvil, sabe lo difícil que es plantear al fabricante cualquier incremento de precios derivado del aumento de costes, y más cuando se encuentra al final de la cadena productiva como proveedor de tratamiento, con lo que son éstos quienes están soportando estos incrementos a costa de su rentabilidad poniendo en riesgo la viabilidad de los proyectos.
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